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La
jábega malagueña |
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breve
aproximación histórica |
Antonio Camacho Crespillo
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Málaga,
2004
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Última
actualización:
8 Junio, 2005
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Hoy
en día existen diversas embarcaciones menores de pesca cuyos
nombres no sólo están etimológicamente relacionados, sino
que además tienen una historia común: la jábega,
en Málaga; el xabec, en las islas
Baleares (emparentado con "la catalana"; el sciabecco,
en el sur de Italia, y el sambuk,
en el Mar Rojo.
Pero
antes de adentrarnos en la historia de la jábega malagueña,
veamos algunos detalles de estos barcos.
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- El
xabec menorquino es, como
nuestra jábega, una embarcación costera usada tanto
para la pesca de arrastre manual, como para la de
bajura. Aunque solía tener un mástil con una vela
latina, que colgaba de una botabara sujeta a proa,
también se usaban remos.
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El
sciabecco italiano era
una embarcación de tras palos con la que se pescaba
usando la sciàbbeca, red que una vez lanzada
al mar podía ser recogida desde la orilla por los
pescadores o bien en alta mar con otra barca.
Las entradas en el diccionario etimológico italiano
dicen:
sciàbbeca - s.f. sciabica; specie
di rete; ar. sabaka - grossa rete da pesca.
(Nigro, 388) [1]
sciabbécco - s.f. grossa barca che
trascina la sciabica; sp. jabeque; ar.
sabak - rete. (Belot 357; Nigro, 388)
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- En
cuanto al Sambuk, es ésta
una embarcación que se encuentra únicamente en el
Mar Rojo. Su origen está en Aden, en el sur de la
península arábiga. Su proa recuerda la hoja de una
cimitarra (sable corto usado por los turcos y los
persas), mientras que la popa es plana y recta. Con
una eslora media de 25 metros, se utilizaba para el
transporte de personas y mercancías por las costas
de Suez y Somalia. De esta embarcación procede el
“sambuchi” italiano, y su nombre,
según algunas fuentes, procede del árabe sabak, veloz
(¿?). [2]
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- La
Jábega es la embarcación
pesquera malagueña por antonomasia. Con una eslora
media de 6 metros y una manga de 1’80, el diseño
de su proa y el poco calado la convierten en una embarcación
muy rápida. Suele llevar ocho remeros, más un timonel
con un remo guía, o "espailla", pues carece
de timón.
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Los
pescadores usaban esta embarcación para “echar
el copo”, red con forma de media luna, con dos
bandas y un copo en el centro. En realidad, el nombre
de esta red es Jábega.
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Un
cabo de la red quedaba en tierra mientras que con
la barca se trazaba un semicírculo y llegaba con el
otro extremo a una distancia de 100 metros.
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Ya
en tierra, los pescadores iban recogiendo la red,
unos a mano, otros con ayuda de una “traya”
(cinturón que se colgaba en bandolera sobre el pecho,
con una cadena en el extremo rematada por un trozo
de corcho o madera, y que facilitaba el arrastre).
Esta operación se repetía a primeras horas de la mañana,
varias veces seguidas.
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Hasta
principios del siglo XX, la jábega solía tener un mastil
abatible inclinado, con una vela latina, similar al
del xabec o el sambuco. Durante décadas, su uso en el
litoral costero malagueño fue abundante, aunque lamentablemente,
hoy quedan pocas.
En
la fotografía, posiblemente de la década de 1920, podemos
ver unos
sardinales o faluchos, que se dedicaban
a la pesca de la sardina, calando extensos paños de
redes que quedaban sumergidos a media agua y asi el
pescado se atrapaba enmallado.
Junto
a ellas, en la arena, los pescadores reparan las redes.
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Se
podría pensar que este remate de proa procede de un
trinquete inclinado a modo de bauprés, en el que se
sujetara el extremo de una vela latina.
Existen
grabados y fotografías antiguas como éstas, tomadas
entre 1920 y 1930, en los que se pueden ver jábegas
varadas en las playas o navegando a vela por la bahía
del puerto de Málaga [3].
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Ademas de los remos y el hierro (ancla),
la jábega tenía un elemento característico: la percha
o pértiga, un palo largo con la punta de metal que ayudaba
a mantener la barca cuando se encontraba a pié de rebalaje.
Las maniquetas (cuatro palos que se encuentran
sobre la proa) servían para amarrar el hierro que nunca
se ponía por popa.
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Pero
si hay algo característico (¿y único?) en la jábega malagueña,
es su proa. Se trata de un remate frontal fuertemente
ajustado a la roda, con dos refuerzos laterales y una
superficie lisa en forma de “S”, a modo de
“mascarón”. |
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Dos
imágenes con casi un siglo de distancia: regatas de
jábegas en el puerto de Málaga, con ocasión de la
festividad de la Virgen del Carmen.
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Según
el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española,
la jábega es una red de más de cien brazas de largo,
compuesta de un copo y dos bandas, de las cuales se
tira desde tierra por medio de cabos muy largos. Y
una segunda acepción dice que es una embarcación parecida
al jabeque, pero más pequeña, que sirve para pescar.
Etimológicamente,
la palabra jábega procede del árabe šábaka,
(‘red’), y éste de šábak
(’enredar’, ‘entrelazar’).
De estos términos derivó también el término jabeque,
‘cierta embarcación costanera‘. [4].
En
árabe vulgar, en el siglo XIII se denominaba šebbek
a las embarcaciones ligeras para la pesca con red.
Los ocho siglos de dominación musulmana de la península
Ibérica hicieron el resto. Hoy, en la costa mediterránea
de Almería, pescar al jabeque, es hacerlo utilizando
una red que es arrastrada desde la orilla.
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Es
evidente que al menos estas cuatro embarcaciones tienen
un mismo origen etimológico, pero también es cierto
que comparte un mismo antecesor: el jabeque.
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Durante
los siglos XVI, XVII y XVIII, los corsarios argelinos
y tunecinos realizaban frecuentes incursiones contra
las costas españolas del Mediterráneo, sembrando el
terror entre las poblaciones costeras. La táctica era
adentrarse con una flotilla variable, entre 6 y 20 jabeques,
en aguas costeras españolas y, en menos medida, francesas
o sicilianas, desembarcar en las inmediaciones de un
puerto indefenso, ocuparlo y saquearlo y retirarse rápidamente,
antes de que las flotas de galeras de defensa costera
pudieran interceptarlos.
Inicialmente
el jabeque berberisco era propulsado por remos y velas,
aunque era la vela el sistema preferido de navegación,
empleando los remos únicamente para maniobras de puerto
o en caso de calma chicha. A finales del siglo XVII
los corsarios magrebíes modifican la estructura del
jabeque suprimiendo los remos dando lugar a un buque
de casco alargado, fácil de maniobrar y de poco calado,
con tres mástiles que llevaban como aparejo velas latinas
o triangulares. Lo más característico era la inclinación
hacia delante del palo de trinquete. Es bastante posible
que este diseño de la proa del jabeque diera lugar,
como he dicho anteriormente, al de la actual jábega
malagueña, que aunque hoy ya no usa velas, sí lo hacía
hasta principios del XX.
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Durante
el siglo XVIII, entre las embarcaciones pesqueras de tamaño
mayor que navegaban por las aguas del Mediterráneo se
encontraba el jabeque, modelo derivado de una nave propia
de los piratas berberiscos, con cierto parecido a la señorial
falúa. El jabeque poseía tres mástiles para llevar velas
latinas, aunque también solía navegar a remo. Pertenecía
al género "góndola", con la proa y la popa más o menos
puntiagudas y levantadas. |
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No
es de extrañar que los constructores de embarcaciones
pesqueras reprodujeran las líneas y las características
de las embarcaciones mayores que fondeaban en sus costas,
en especial si eran rápidas. Además de su poco calado,
las velas latinas que las pequeñas embarcaciones pesqueras
han usado durante siglos, coinciden con las del jabeque
y las dotaban de maniobrabilidad y velocidad. |
En
este sentido, la forma de la roda del xabec no reproduce
el clásico “mascarón” de proa de la jábega
malagueña, sino que tiene un corte recto y totalmente
vertical que recuerda al de la dghajsa, embarcación tradicional
de Malta del tipo “góndola”. Es lógico pensar
que dos embarcaciones pesqueras de unas islas mediterráneas
compartan el mismo estilo de proa. Pero al mismo tiempo,
es curioso que la proa del sambuco (en Italia, Turquía
y el golfo de Arabia) sea la misma que la de los moliceiros
de Averiro, en Portugal, con la proa curvada hacia arriba
en forma de cimitarra. Hay sin duda una relación entre
todas estas embarcaciones pesqueras. |
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De
todos los elementos decorativos de las barcas
de la familia de la jábega, quizá los más
distintivos sean sus dibujos con vivos colores
y la presencia de ojos en proa.
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Con
respecto a los colores, el xabec menorquino suele estar
pintado de blanco, con la tapa de regala y la roda barnizadas,
mientras que la jábega malagueña lleva los cintones
pintados de vivos colores (rojo, azul, verde...). Asimismo,
en las jábegas usadas en ocasiones especiales, la borda
suele decorarse con flores (claveles, principalmente),
formas geométricas (círculos, ¿soles?, y medias lunas)
e incluso motivos religiosos (como la Virgen del Carmen).
En
el sur de Italia, los pescadores también decoran sus
barcos con colores muy vistosos, pero quizá los más
llamativos sean los de las dghajsas maltesas, cuya decoración
se parece bastante a la de los moliceiros de Aveiro.
[5] y [6]
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dghajsa
maltesa (izquierda) y moliceiro portugués
(derecha)
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La
presencia de ojos a ambos lados de la proa requieren una
explicación. En tiempos ya muy remotos, el símbolo de
los Ojos de Horus, posiblemente el más antiguo y puro
de los emblemas médicos, era pintado en la proa de los
barcos, aparecía en amuletos y talismanes protectores,
y formaba una parte importante en la decoración de los
sarcófagos de las momias egipcias. Cuenta la leyenda,
que los ojos de Osiris eran pintados por los egipcios
en sus veleros del Nilo, como un talismán, para proteger
a los navegantes. [7] |
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Hoy
en día se pueden ver ojos pintados en las proas las embarcaciones
pesqueras menores de todo el Mediterráneo (Malta, Italia,
Turquía, norte de África, España...) y, sorprendentemente,
en la costa atlántica de Portugal. |
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Ya
en la Edad Media, el símbolo del ojo también se suponía
que anulaba los efectos del mal de ojo con suma eficacia.
Pintar ojos en la proa de los barcos ha sido también durante
siglos una forma de dotar a la embarcación de “vida”.
El barco no es sólo una herramienta de pesca o un medio
de transporte, era como un ser dotado de vida que surcaba
el mar guiado por los hombres. |
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¿Cuál
es la relación entre todas estas embarcaciones? ¿Por qué
algunas tienen el mismo diseño? ¿Cómo es posible que se
decoren de la misma manera embarcaciones pertenecientes
a pueblos tan alejados? Todas las fuentes consultadas
parecen señalar una respuesta común: los fenicios.
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Fue
alrededor del año 5.000 o 4.000 antes de nuestra era cuando
un grupo de hombres de origen cananeo, raza semita y lengua
semítica, procedente del golfo pérsico o Arabia se establecieron
en las costas septentrionales sirio libanesas. Su territorio
era una débil franja costera aislada del continente por
una cadena de montañas, los montes del Líbano cubiertos
entonces por espesos bosques de cedros. Lo que los fenicios
necesitaban para construir sus excelentes naves, e incluso
para suministrar madera de alta calidad y precio al Egipto
faraónico. Según Herodoto los fenicios eran un pueblo
"botado al mar por su geografía". [8] |
La
colonización fenicia no tenía carácter político, no tendía
a la expansión ni a la conquista de territorios. Los fenicios
se limitaban a establecer factorías comerciales. Este
pueblo recorrió las costas del Mar Mediterráneo, el Mar
Báltico, las costas de Inglaterra e incluso circunnavegó
Africa. Aunque la autenticidad de esta última empresa
ha sido puesta en duda por algunos historiadores, sí se
ha demostrado que los Fenicios exploraron la costa oeste
africana y toda la Europa mediterránea. |
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Localiza
tres tipos de barcos en este plano de los asentamientos
fenicios en el Mediterráneo occidental.
Dibujo
de una nave fenicia.
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Es
por esto que hablar de los fenicios es hablar de
marinos expertos. Entre las contribuciones más importantes
que este pueblo hizo a la navegación, fue la invención
del birreme. El birreme fue la embarcación que permitió
a los Fenicios recorrer extensas distancias, estaba
constituido por una doble fila de remos y una vela
fija, que era de gran utilidad cuando soplaba viento
favorable. Y en el siglo VII antes de Cristo, el
armador corintio Aminoklis construyó el primer trireme
del que se tienen noticias. |
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Reconstrucción
de un trireme, de la armada griega, y modelo a
escala construido por John
& Philippos en el que se puede apreciar
el espolón defensivo y unos ojos en proa.
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En
estas embarcaciones, la popa era semejante a la de los
barcos comerciales, pero la proa se apartaba bastante,
puesto que constituía la parte más importante de la embarcación
y el arma ofensiva durante las batallas. Era precisamente
en la extremidad de la proa donde se colocaba el espolón,
es decir, una punta de bronce de diferentes perfiles que
se utilizaba para destrozar los costados de los barcos
adversarios. A los lados de la proa estaban ubicados los
acostumbrados ojos, encima de los cuales se hallaban los
orificios por los que pasaban los cables de las anclas.
[9] |
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Creo
que no hay duda, la jábega malagueña (al igual que las
otras embarcaciones emparentadas con ella) tiene un origen
fenicio, complementado con elementos procedentes de los
pueblos que han surcado el Mediterráneo durante siglos.
De ese origen quedan hoy: el mascarón o espolón en la
proa, los ojos y sus características constructivas, poco
calado, anchura..., que hacen de ella una embarcación
veloz. |
Solo
nos queda esperar que la jábega malagueña no corra la
misma suerte que la civilización fenicia, aunque al paso
que vamos... |
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